Verónica Valhondo, psicóloga de Hospital Parque Vegas Altas nos explica que tras los excesos de las fiestas, llegan las rebajas. Un fenómeno comercial que ocurre varias veces al año, atrayendo a millones de personas como una “oportunidad” para justificar el consumo continuo, creando un ciclo que muchas veces no se detiene. La promesa de precios bajos y oportunidades únicas tras un periodo de gasto elevado es irresistible para muchos.
Sin embargo, detrás de las etiquetas de descuento y las multitudes en tiendas y centros comerciales, se esconde una compleja interacción de factores psicológicos. ¿Por qué las rebajas nos resultan tan irresistibles? ¿Cómo influyen en nuestro comportamiento de compra y en nuestras emociones?
El concepto de “oferta limitada” activa un mecanismo de urgencia en nuestra mente. Según la psicología evolutiva, nuestros cerebros están diseñados para aprovechar recursos escasos o temporales, lo que explica por qué frases como “hasta agotar existencias” o ”solo por tiempo limitado” nos motivan a actuar rápidamente fomentando decisiones impulsivas y menos racionales.
Además, las rebajas despiertan una sensación de victoria. Comprar algo con descuento activa el sistema de recompensa del cerebro, generando placer. Esta respuesta nos hace sentir que hemos logrado un “triunfo económico”, incluso si la compra no era necesaria.
Asimismo, Valhondo comenta que las compras no solo responden a necesidades materiales, sino también a factores emocionales como:
- Ansiedad y estrés: las compras pueden funcionar como una forma de aliviar emociones negativas, generando dependencia emocional y convirtiéndose en un hábito difícil de romper.
- Comparación social: Adquirir productos de marcas prestigiosas, si es a precios bajos está al alcance de más personas, refuerza el sentido de pertenencia y status, evitando sentirse “menos” en comparación con otros.
- Impulsividad: Las ofertas incentivan compras no planificadas. Un descuento alto puede llevarnos a justificar adquisiciones bajo la premisa de que estamos “ahorrando”, aunque gastemos más de lo que teníamos previsto
Es posible interrumpir estos patrones de consumo excesivo con las siguientes estrategias:
- Definir un presupuesto detallado y realista que ayude a evitar excesos.
- Escribir de forma anticipada una lista sobre qué necesitas realmente, evita caer en compras impulsivas. Ordenar los productos por importancia y ajustarse a la lista.
- Reflexionar antes de cada compra, si ésta aporta valor a tu vida, si es una necesidad real o simplemente satisface un deseo momentáneo e impulsivo.
- Antes de adquirir un producto espera 24 horas, este tiempo permite reflexionar si realmente lo necesitas
- Pregúntate si comprarías el producto al precio regular, si no estás dispuesto a pagar su precio original probablemente no lo necesitas.
- Si compras para llenar vacíos emocionales o generar emociones positivas, busca otras actividades que generen bienestar.