Personas de más de 65 años, fumadores y pacientes con enfermedades crónicas, entre las que destaca la EPOC, patologías cardiovasculares, diabetes o asma, así como inmunosuprimidos (pacientes con VIH, cáncer, etc) son los colectivos que presentan mayor riesgo de padecer neumonía, explica el neumólogo de Hospital Parque Marco Acosta. Una enfermedad que, añade, está considerada la primera causa de mortalidad por infección en el mundo y la segunda de hospitalización y cuya estrategia principal para su prevención y reducción del impacto, se basa en la vacunación, tanto antigripal como antineumocócica, además de llevar un estilo de vida saludable.
Marco Acosta apunta que esta patología se centra en una infección aguda del pulmón, la mayor parte provocada por bacterias y virus, siendo el invierno la época del año en la que se presenta un mayor número de casos, como consecuencia del incremento de las infecciones respiratorias.
Añade que la neumonía se manifiesta a través de la presencia de tos, fiebre, malestar generalizado, decaimiento y tiritonas, síntomas que, apunta, son indistinguibles a los de otros procesos infecciosos, como la gripe o la infección por covid. El diagnóstico se fundamenta en la sospecha clínica, basada en los síntomas mencionados, confirmándose con una prueba de imagen, habitualmente una radiografía de tórax, para determinar la presencia de un incremento de densidad en el pulmón compatible con esta patología.
No obstante, el especialista de Hospital Parque advierte que la neumonía puede producirse como consecuencia de la complicación de procesos gripales, de covid o cualquier otra infección respiratoria, una probabilidad que, es mayor en el caso de grupos de riesgo. En este sentido, apunta que los mayores de 65 años pertenecen a uno de los grupos que presentan más riesgo, triplicando las posibilidades de padecerlo. A ellos se suman también los fumadores y las personas con patologías cardiorrespiratorias crónicas.
El tratamiento de la neumonía se lleva a cabo mediante antibióticos o antivirales, en función de su origen, al mismo tiempo que se acompaña de otras terapias de soporte, como el suministro de oxígeno.
Los factores de riesgo pueden aumentar las complicaciones por esta enfermedad, en especial en colectivos más vulnerables, como las personas mayores y niños. La evolución desfavorable de esta enfermedad puede degenerar en complicaciones tales como la sepsis, producida como consecuencia de una reacción inflamatoria exagerada del organismo ante una infección, el derrame pleural o la neumonía necrotizante. En estos casos los pacientes pueden llegar a precisar de atención en unidades de cuidados intermedios o, incluso, en unidades de cuidados intensivos.