La revisión periódica de la salud ocular a partir de los 60 años resulta clave ante el aumento de las posibilidades de padecer patologías asociadas a la edad que reducen la visión e incluso pueden provocar ceguera, como la degeneración macular, el glaucoma o las cataratas, afirma la oftalmóloga de Hospital Parque, Mariel Sánchez.

Con motivo de la celebración, mañana, del Día Mundial de la Visión, señala que, aunque los reconocimientos son necesarios a todas las edades, se hacen todavía más necesarios a partir de dicha edad, ya que permiten realizar un diagnóstico precoz de estas patologías y frenar su avance.

Explica que en el caso de la degeneración macular se trata de una de las principales causas de ceguera que se hace especialmente acusada a partir de los 65 años, incrementándose de forma exponencial la incidencia después de los 85. Asimismo, puntualiza que en su desarrollo están presentes otros factores, como la predisposición genética, la hipercolesterolemia o el consumo de tabaco.

Esta enfermedad degenerativa afecta al centro de la retina, que es donde reside el 90% de la visión, y sus efectos se traducen en una pérdida de la visión central, dificultando el desarrollo de actividades como conducir, leer, ver la televisión o reconocer las caras.

Los afectados presentan una visión deformada de los objetos y detectan la aparición de manchas negras en el campo central, así como la pérdida repentina de visión en esta área. Añade que en el caso de la degeneración macular húmeda dicha pérdida se produce de forma más rápida, mientras que en la seca es progresiva.

Mariel Sánchez insiste en que la detección precoz es fundamental de cara a ralentizar el desarrollo y control de la degeneración macular. Para ello, explica que es necesario un examen de la agudeza visual y una exploración oftalmológica.

El diagnóstico se completa con una prueba de imagen mediante la tomografía de coherencia óptica, que permite tomar fotografías de la sección transversal de esta parte del ojo a través de ondas de luz, y, si es necesario, con una angiografía fluoresceínica para observar la circulación en retina.

La oftalmóloga de Hospital Parque destaca que en el caso de la degeneración macular húmeda se están aplicando nuevos tratamientos mediante la inyección intravítrea de fármacos antiangiogénicos que con menos aplicaciones permiten un resultado más prolongado en el tiempo. Un aspecto relevante, apunta, teniendo en cuenta que esta técnica consigue detener la pérdida de visión en el 90% de los casos.

En lo que a la degeneración macular seca se refiere, es la que se detecta con mayor frecuencia y su única terapia pasa por la administración de suplementos con antioxidantes y una dieta rica en fruta, verdura verde y ácidos grasos del tipo omega 3.

No obstante, puntualiza que una parte de estos casos se convierten con el tiempo en degeneración macular húmeda, en cuyo caso se puede detener su alcance a través de la inyección intraocular de antiangiogénicos.