La medicina hiperbárica puede reducir en gran medida las secuelas tras un ictus
La medicina hiperbárica puede reducir en gran medida las secuelas tras un ictus
La medicina hiperbárica puede llegar a reducir en gran medida las secuelas sufridas tras un ictus, al mismo tiempo que disminuye hasta un 50% el tiempo de recuperación del paciente, afirma el director de la Unidad de Medicina Hiperbárica de Hospital Parque Tenerife, Álvaro Sosa.
Explica que ante un accidente cerebrovascular o ictus, la introducción de la terapia con oxígeno hiperbárico provoca que se frene el impacto del daño causado, por lo que se recomienda aplicarlo cuanto antes, después de que el paciente haya recibido la atención de urgencia y haya sido estabilizado.
La medicina hiperbárica se centra en la respiración por parte del paciente de oxígeno al 100% y a una presión ambiental mayor que la atmosférica a través de sesiones que suelen rondar los 60 minutos. Esta terapia permite que la elevada concentración de oxígeno disuelto en sangre, que multiplica por 22 la cantidad habitual, favorezca la regeneración celular y de los tejidos en mucho menos tiempo.
Álvaro Sosa destaca que, aunque el tejido que ha sufrido la isquemia no es recuperable, las neuronas que no han sufrido daño permanente pueden captar el oxígeno aportado por la cámara hiperbárica, recuperando su actividad normal y permitiendo el crecimiento de nuevo tejido cerebral. Esta activación del sistema nervioso central permite, a su vez, acortar el tiempo de recuperación.
En este sentido, insiste en que la importancia de que dicha actuación sea rápida, ya que por cada minuto que transcurre después de un ictus mueren más de dos millones de neuronas.
El director de la Unidad de Medicina Hiperbárica de Hospital Parque Tenerife puntualiza que en el caso de un ictus isquémico, motivado por el taponamiento de un vaso sanguíneo, esta terapia permite que la zona afectada reciba una mayor oxigenación por los capilares de las vías colaterales. Asimismo, en la zona próxima al evento provoca un proceso de desinflamación y frena el deterioro neuronal.
Añade que, cuando se trata de un ictus hemorrágico, la medicina hiperbárica contribuye a reducir la presión intracraneal que se produce como consecuencia de la acumulación de la sangra. En este caso, el oxígeno hiperbárico provoca una vasoconstricción periférica y modulación de las interluquinas, por lo que contribuye a reducir el daño causado por la inflamación.
Álvaro Sosa apunta que la aplicación de la terapia con medicina hiperbárica se plantea durante un período que oscila entre las dos y las seis semanas, dependiendo de la mejoría que experimente el paciente.
En este sentido, insiste en que la evolución y la desaparición de las secuelas del ictus estará condicionada también a diversos factores, como el tipo de accidente cerebrovascular, a la zona afectada y al tiempo que ha transcurrido desde el evento hasta la intervención médica. A esto se suma también otros aspectos, como la edad.
Por otro lado, matiza que un aspecto clave de cara a potenciar la recuperación del paciente se centra en la rehabilitación. Apunta que el inicio de este proceso poco después del evento resulta de vital importancia, en especial de cara a evitar el deterioro muscular, al mismo tiempo que permite mejorar los resultados obtenidos con la medicina hiperbárica.
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