La detección precoz del glaucoma clave para evitar la ceguera

Dra. Mariel Sánchez oftalmóloga de Hospital Parque Tenerife

El 50% de las personas con glaucoma, patología que produce un progresivo e irreversible deterioro del nervio óptico, desconoce que lo padece, ya que en la mayor parte de los casos solo se detectan síntomas evidentes cuando el daño es importante y conlleva una reducción de gran parte del campo visual, afirma la oftalmóloga de Hospital Parque, Mariel Sánchez. Unas circunstancias que convierten a esta enfermedad silenciosa en la principal causa de ceguera en el mundo.



Coincidiendo con la celebración, el próximo sábado, del Día Mundial del Glaucoma, Mariel Sánchez señala que la clave para prevenir esta patología se centra en su diagnóstico precoz de cara a frenar su evolución a través de revisiones oftalmológicas cada dos años a partir de los 40, edad en la que se activa el proceso degenerativo del ojo y en la empieza a aumentar la incidencia.


Asimismo, recomienda que dichos controles se hagan de forma anual a partir de los 60 o en el caso de personas que cuenten con antecedentes familiares de la enfermedad, hipertensión ocular, miopía o hipermetropía altas, patologías de córnea, retina, ángulo iridocorneal o que han sufrido traumatismos oculares.



El glaucoma es una enfermedad crónica multifactorial que afecta al 3,54% de la población mundial. Su aparición se asocia a la muerte precoz de las células ganglionares de la retina, que forman el nervio óptico, lo que se traduce en una pérdida de su funcionalidad, reduciendo de forma permanente el campo visual si no se trata a tiempo. 


La oftalmóloga de Hospital Parque señala que la hipertensión ocular es el principal factor de riesgo que lo desencadena, como consecuencia de un incorrecto drenaje del humor acuoso, que es el líquido que baña el interior del  ojo. En otros casos, su aparición puede deberse a otros motivos, centrándose en estos momentos los estudios hacia la presencia de problemas vasculares. Asimismo, la predisposición genética es otro aspecto clave.




El glaucoma se traduce en la pérdida irrecuperable de la visión periférica o lateral del campo visual. En el caso de ataques agudos, suele ir asociado a otros síntomas, como enrojecimiento del ojo, dolor intenso, visión borrosa, halos alrededor de las luces, así como náuseas o vómitos.

 
Los avances en los equipos de diagnóstico han contribuido a que el glaucoma se pueda detectar en estadíos muy incipientes durante las revisiones. La exploración tanto del fondo del ojo como del nervio óptico permiten dar una valoración inicial. A esto se suman otro tipo de pruebas, como la Tomografía de Coherencia Óptica, la medición de la presión intraocular y del grosor de la córnea o la valoración de la visión periférica y de los laterales del campo visual, así como una exploración del ángulo indocorneal a través de la gonioscopia.
 



Reducir la presión intraocular

Mariel Sánchez explica que el único método efectivo para frenar el glaucoma es la reducción de la presión intraocular a través de diferentes alternativas. Las más habituales se centran en la administración de colirios hipotensores oculares y en tratamientos con diferentes tipos de láser para disminuir la secreción del humor acuoso o para mejorar el sistema de drenaje.
 
Asimismo, se puede recurrir a cirugías mínimamente invasivas, como la esclerectomía profunda no perforante, la trabeculectomía o los implantes de drenaje, con el fin de favorecer la salida del humor acuoso del ojo.
 
De cara al futuro, añade, se están estudiando vías de tratamiento complementarias como la neuroprotección, centradas en prevenir la muerte prematura de las células ganglionares de la retina y el daño del nervio óptico.